Momentos tristes.

Si me permitís, creo sospechar que los momentos tristes son tan necesarios cómo los momentos felices. Son esos momentos en los que te apetece llorar, llorar, gritar y seguir llorando, y nada más. Momentos en los que sientes que todo va mal, que nada puede arreglarlo, esos momentos en los que nos tiraríamos de cabeza al hoyo. Momentos como este, en el que se me ocurre escribir acerca de lo mal que te sientes cuando lo único que te apetece es que te abracen y que no te suelten, pero no hay nadie cerca que lo haga. Momentos como este, en el que solo quiero que me abrace y que no me suelte. Pero lo único que mi suerte permite ahora es que lo escriba y piense que, quizá, algún día lo leeré y sonreiré porque gracias a estos momentos, en los que solo quieres encerrarte para siempre, me ayudaron a ser feliz. Pero no, no ahora, no hoy, no en este momento. Porque ahora no puedo escribir nada bonito, pero enfin, es lo que hay hoy, y eso no lo puedo cambiar.

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