miércoles, 10 de octubre de 2012

Los kilómetros no serán la excusa..

La frustración se notaba en su cara. Siempre había sido un libro abierto para las emociones, y él lo sabía. En su cabeza aún rondaba su nombre, su cara. Preciosa como ella sola, se aparecía en su cabeza como si de un fantasma se tratara. Esa sonrisa que iluminaba el día más oscuro, El ligero rubor que aparecía en sus delicadas mejillas cuando la besaba, Y esos ojos color avellana que eran lo más bello que había visto en el mundo. Esos perfectos abrazos a media tarde. Y su perfume, el que reconocería en cualquier parte del mundo, como decirlo, ella olía a Limón, Miel, y unas gotitas de café. De ese olor solo le quedaba ese incierto recuerdo que a menudo indagaba en su mente, y que siempre amenazaba con aparecer en el momento menos esperado. Todo lo relacionaba con ella, pero eso en el fondo era normal. La echaba de menos, tanto que a veces pensaba en dejarlo todo y volver, pero todo lo que estaba haciendo era por ella, por su futuro, para poder estar con ella y quererla como se merece. Pero la extrañaba mucho. Aún quedaba mucho para que se vieran y ya no lo podía soportar más. Ella tenía la sonrisa que le ayudaba a seguir adelante, y ahora que estaba lejos ya no tenía nada parecido. Marcó su número. No contestaba. Echaba de menos su voz, alegre y cantarina. La necesitaba, no aguantaba más. Odiaba la distancia, pero ya no había nada que pudiera hacer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario